En julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas creó ONU Mujeres, para abordar los retos que plantea la promoción de la igualdad de género en el mundo. Dan Seymour es Director de Alianzas Estratégicas de ONU Mujeres y su papel es fomentar las alianzas entre múltiples partes interesadas para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5: la igualdad de género.
En este marco, una de las iniciativas clave, que Kantar se enorgullece de apoyar, es Unstereotype Alliance (Alianza contra los Estereotipos), un grupo convocado por ONU Mujeres para unir a los líderes de la industria, los responsables de la toma de decisiones y los creativos, con el fin de acabar con los estereotipos de género dañinos en la publicidad.
Basándose en su experiencia ¿podrías decirnos cuál es el papel de la evidencia y los datos en el diseño de las políticas de igualdad de género?
Dan Seymour: la primera pregunta que debemos hacernos al respecto es: ¿por qué los datos son específicamente relevantes para perseguir el objetivo de lograr la igualdad de género? En nuestro ámbito, existen tres áreas en las que más dependemos de los datos.
Una de ellas tiene que ver con los fines de promoción y movilización. En materia de igualdad de género, los retos son más políticos que técnicos. Lo que quiero decir con esto es que no existe ninguna dificultad técnica cuando se trata de pagar a las mujeres lo mismo que a los hombres por el mismo trabajo; se trata de decidir hacerlo o no. Tampoco resulta ser un problema técnico lograr la paridad entre mujeres y hombres en un Parlamento; se trata de nombrar y votar para conseguirlo.
Entonces, en términos de promoción y movilización, los datos son importantes para lograr que las personas entiendan no solo el alcance de las brechas que estamos tratando de cerrar o los retos que estamos tratando de abordar, sino también el impacto de estas brechas. Por ejemplo, el potencial económico desaprovechado y el dinero desperdiciado debido a la exclusión de las mujeres del mercado laboral. En segundo lugar, usamos estos datos para tomar decisiones políticas informadas. Los datos nos ayudan a entender lo que impulsa la igualdad y la desigualdad. Nos permite diseñar respuestas más eficaces y evaluar la utilidad y efectividad de las acciones que ponemos en marcha.
En tercer lugar, y de cierto modo lo más importante, utilizamos los datos como palanca para impulsar la responsabilidad. La igualdad de género tiene mucho que ver con cumplir cosas que han sido prometidas. En 1979, una gran mayoría de países firmaron y ratificaron la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Desde 1995, todos los países del mundo están comprometidos con la Plataforma de Acción de Beijing. Y en 2015, los líderes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluido el Objetivo 5, que llama a lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. No faltan los puntos de referencia y las normas en materia de igualdad de género, la cuestión es actuar. Disponer de evidencia y datos para comprobar si los gobiernos están cumpliendo con sus compromisos es una palanca esencial para impulsar la responsabilidad.
Es importante señalar que el papel que puede desempeñar la evidencia también plantea otras cuestiones específicas relacionadas con el género. Una de ellas es que las personas pueden tener actitudes y creencias extremadamente tercas respecto al género. Es difícil cambiar las creencias sobre la naturaleza innata de los hombres y las mujeres, la masculinidad y la feminidad, porque son ideas con las que hemos crecido y nos hemos socializado. Es
difícil cuestionar estas actitudes y cambiar los puntos de vista. A veces, la evidencia y los datos sobre la igualdad de género no son suficientes, pero son las mejores herramientas que tenemos. Además de la tenacidad de las creencias, también puede ocurrir que las personas se desvinculen un poco del tema porque creen que entienden la desigualdad de género, sin apreciar plenamente la profundidad y magnitud de los retos que se plantean. Mostrar datos a las personas, por ejemplo, sobre el coste económico de la desigualdad, la prevalencia de la violencia contra las mujeres, o la escasez de mujeres en posiciones de liderazgo en todo el mundo, permite hacer entender la magnitud del desafío.
Para leer la conversación completa y conocer el punto de vista de Dan sobre el poder de la evidencia en el diseño de políticas de género efectivas, la necesidad de mirar los datos bajo el prisma del género, y el importante potencial de desarrollo que supone invertir en las mujeres y niñas, descarga la última edición de PUBLIC, la revista de Kantar Public, centrada en políticas de paridad.