En los dos últimos años, América Latina se ha visto impactada por tres factores: sanitario, social y económico. Para el consumo, la combinación de estos componentes implica ser cauteloso para proyectar hacia el futuro. Cabe mencionar que, aunque la vacunación global y regional continúe avanzando, la llegada de la variante Omicron genera incertidumbre con relación al abandono de las restricciones sociales, además de reforzar la necesidad de terceras dosis.
Kantar, a través de su estudio trimestral de Consumer Insights a septiembre de este año, encontró que la recuperación del PIB per cápita, ampliamente utilizado para medir la cantidad de riqueza producida en un país, a niveles pre-pandemia va a tomar tiempo entre los países según hayan sido los impactos en cada uno.
El estudio encontró tres grupos de países según su recuperación de la economía: en el primero Chile recuperó ingresos en 2021, mientras que, el segundo, conformado por Ecuador, México y Centroamérica, donde sus economías son más dolarizadas, deberá llevar un año más. Finalmente, el último grupo tomará dos o más años para regresar a niveles de 2019. En este se encuentran Argentina, Brasil, Colombia y Perú, impactados por el desempleo, inflación y desaceleración.
Como se observa la inflación es otro factor que presiona a la baja el consumo global y regional. Los precios llegarán a los niveles más altos de los últimos cinco años. Argentina, luego Brasil y México son los países con mayores incrementos en precios de la región.
La tendencia de consumo de FMCG por país es similar. La mayor parte de los países tienen niveles de consumo en volumen arriba de lo que tenían antes de la pandemia, a excepción de Argentina, Brasil y Colombia. Todo indica que el periodo de fiestas de las próximas semanas enfrentará desafíos y estará por debajo de diciembre del año pasado 2020.
Los niveles socioeconómicos más bajos son el motor del crecimiento en Latinoamérica, por su tamaño y contribución a FMCG, y su poder de compra alcanzado en el 2020 no se repetirá. El canasto de Alimentos concentra la parte más grande del gasto de un hogar llegando hasta 35% de desembolso en los niveles más bajos, sin embargo, la canasta no presenta crecimiento en valor entre esta parcela de la población latina en el tercer trimestre.
Ante la inflación de Alimentos de un 19%, los NSE altos pudieron incrementaran en 28% su gasto dentro del canasto, mientras los más bajos sólo un 17%, es decir, los estratos altos lograron estirar su gasto de forma que pudieran mantener los productos que suelen comprar, mientras que los bajos tuvieron que hacer elecciones.
Alimentos es la prioridad al hablar de FMCG y el indicador de racionalización en esta categoría es un buen anticipador del espacio para crecer de las marcas.